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lunes, 24 de junio de 2013

Seamos coherentes con nuestros principios

Según artículo de AGUSTÍN ALBORNOZ S.en EL UNIVERSAL de Caracas, del viernes 1 de febrero de 2013, se dice:
 
Cuando un hombre pierde la reverencia por una parte de su vida, pierde toda reverencia por la vida. Albert Schweitzer

Si observamos detalladamente el mundo actual y las actitudes de las personas que vivimos en él nos percataremos de que, lamentablemente, es usual observar una falta de coherencia entre las cosas buenas que se dice que hay que hacer y las que en la práctica se hacen. Y este hecho no está circunscrito a ningún grupo de personas en particular, ni a ningún tema específico, es algo que tristemente ocurre a la sociedad en general y en todos los ámbitos de nuestras vidas. Y todo esto ocurre porque en general estamos fallando en la vivencia de uno de los valores más importantes de hoy en día, como lo es el valor coherencia.


Este es el valor que nos hace ser consecuentes con los principios que creemos y sabemos que deben regir nuestras vidas, es decir, la coherencia es el valor que nos lleva actuar de acuerdo a nuestros principios, no en instantes determinados en nuestra existencia, sino en todo momento y lugar.

Sin embargo, es importante aclarar que esto último es mucho más fácil decirlo que hacerlo, nuestra naturaleza humana nos lleva a cometer errores que nos dificultan el ser coherentes con nuestras acciones. Por otro lado, un problema que se nos va a presentar al querer nosotros vivir este valor es que somos muy susceptibles a la influencia de las personas y lugares a los que asistimos; por temor muchas veces callamos, evitamos contradecir la opinión equivocada, o definitivamente hacemos lo posible por comportarnos según el ambiente para no quedar mal ante nadie. Así somos generalmente y es importante reconocerlo, antes que nada para saber contra qué tenemos que luchar si deseamos cambiar.

Y va a ser imprescindible que lo hagamos, o sea que luchemos por cambiar, si aspiramos a ver un mundo mejor en nuestro futuro y el de nuestros hijos, para ello vamos a tener que ir aprendiendo a mantenernos firmes en cuanto a defender los principios que deben regir nuestras vidas. En realidad es tan significativo este hecho que, una vez que estamos conscientes de su importancia, se nos va a hacer hasta difícil vivir con nosotros mismos si no hacemos algo al respecto. Y cuando digo "hacer algo" me refiero a hacerlo dentro de los límites que nos marcan los valores en general, como por ejemplo el respeto que debemos a los demás y a nosotros mismos.

Por otra parte, nos guste o no todos somos seres influyentes, siempre estamos influyendo al entorno que nos rodea, nuestro hogar, nuestro ambiente de trabajo, los lugares a los que vamos cada día, y dicha influencia no puede ser sino de dos tipos: positiva o negativa. Cuando aprendemos a ser coherentes con nuestros principios entre lo que decimos y lo que hacemos, vamos a ser un factor de influencia positiva fundamental para los demás, especialmente para los niños y jóvenes que nos rodean y nos observan cada día. Este es un motivo más pero no menos importante para valorar la coherencia en nuestras acciones. Además, si a este valor agregamos otro, la integridad, sobre el cual hablaremos más en otros artículos, nos podremos convertir cada uno de nosotros en un factor de influencia positiva vital para los demás.

Por último, quisiera invitar a nuestros amables lectores a la reflexión, a que hagamos un alto para hacernos las siguientes preguntas que deberían dejarnos clara la trascendencia del valor coherencia en nuestras vidas: ¿es posible y hasta deseable tener un solo estándar de principios de comportamiento para todas las áreas de nuestras vidas, o debemos tener varios estándares?, por ejemplo, unos principios solo para nuestro hogar, otros para nuestro trabajo, otros según el lugar donde nos ubiquemos, o según en compañía de quién estemos, o de acuerdo a lo que nos encontremos haciendo?

Ud. no puede hacer lo correcto en un departamento de su vida, mientras hace lo incorrecto en otro departamento. La vida es un todo indivisible. Mahatma Gandhi

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