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martes, 5 de enero de 2016

El coste político de la incoherencia, de Carlos Cuesta

Según La Escopeta Nacional de El Mundo, artículo de Carlos Cuesta, del 3/5/2014, se decía lo siguiente:

140 caracteres. 140 letras, números o espacios. Ése es el máximo tamaño que permite un mensaje de Twitter.



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Un espacio tan decisivo hoy en día para influir en el electorado más joven como incapaz de dar cabida a las agotadoras e incomprensibles estrategias de nuestros dos grandes partidos políticos.

Un mecanismo gratuito y directo que sólo exige unos sencillos requisitos para resultar eficaz en política: que los mensajes sean claros, directos, sin vericuetos, sin dar la sensación de que se oculta más de lo que se cuenta. 


Y por eso el Partido Popular y el Partido Socialista se hunden en el test de las Redes Sociales: porque si parte de su mensaje y actuación resulta incomprensible para sus propios militantes, cómo no va a resultarlo para el resto de ciudadanos.

Cualquiera de estas frases cabría en Twitter: 

Artur Mas se salta las sentencias sobre Educación; 
Mas incumple las exigencias de control del derroche; 
Mas se gasta el dinero que no tiene en embajadas; 
Mas aumenta el gasto en impulsar el separatismo; 
Mas cierra camas hospitalarias tras pedir ayuda a toda España; 
Mas ha recibido ya 23.000 millones en apoyo de todos los españoles; 
Mas es el político más beneficiado por los rescates autonómicos.

Frases reales y comprensibles, sin tapujos, pero que exigen una consecuencia lógica: 
el Gobierno debe acabar ya con las violaciones legales de Mas; 
el Gobierno no debe negociar nada con Mas; 
el Gobierno no puede premiar a un cargo que desafía la Constitución y a la unidad de España.

Y la gran pregunta es si los cargos del Partido Popular podrían escribir estas frases, consecuencia lógica de las primeras, sin perder en tres minutos sus puestos.

Por eso Albert Rivera encuentra eco en este tipo de mensajes. Porque su discurso no alberga incoherencias. Porque no le gusta el separatismo y lo ataca hasta el final.

Por eso los separatistas de ERC o la CUP ganan seguidores. Porque aunque sus mensajes sean el mayor cúmulo de barbaridades y mentiras, son coherentes en su extremismo.

Y por eso, las Redes sociales marginan a los líderes del PP catalán: porque, si son inadmisibles las permanentes violaciones de la Generalitat, ¿por qué no acaban con ellas?

Y si eso podemos decir del Partido Popular en Cataluña, qué contar de un partido, el Socialista, que asegura no favorecer el separatismo y cuenta con más de 70 ayuntamientos adscritos a la Asociación de Municipios por la Independencia.

La coherencia importa. Tanto, que decidirá el debate del mañana sobre el separatismo. Y los independentistas, por desgracia, llevan ya ventaja en esa carrera.





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